"De ti me fío, redondo,
seguro azar". (Pedro Salinas)
Con amplitud de palacio
y rigor de minutero,
debe ajustar el torero
su tiempo por el espacio.
Ni de prisa, ni despacio.
Y un tanto como al azar,
al aire de su persona,
como Fuentes o Gaona,
maestros del bien andar.
Entre osar y precisar
está el juego en que culmina
-no en la rígida doctrina-
la gracia de torear.
Saber ver, saber estar.
Y el diablo del oficio
transportado a sacrificio
por la pasión de crear.
Que todo venga a quedar
con la capa y la muleta
como lo dijo el poeta:
perfecto, seguro azar.