Siguiendo la tradición del Romance,
Nos llegan los versos de Sombraluna
Como nosotras es niña
y de noche suele soñar
con la luna y las estrellas
y otras veces con la mar.
Escuchen no sólo con los oídos
Y miren más que con los ojos
Las estampas de la Sombra
Sombraluna de María.
María García Esperón
Sombraluna
Sombraluna
es
niña y cruzó la mar
en
una tarde de plata
que
oyó sirenas cantar.
-Sirenas,
Verdesirenas
¿puedo
quedarme a jugar?
Me
peinaré con sus peines
y puliré
su coral.
Me
aprenderé sus canciones,
les
cuidaré su rosal,
les
sembraré margaritas
en
sus jardines del mar.
Las
blancas estrellas miran
el
verde oscuro mirar
donde
está la luna niña
Las
blancas estrellas cantan
y
es tan quedo su cantar
que
Sombraniña se esfuerza
para
oírlas murmurar...
que
es de sabios escuchar.
Te
contaremos historias
de
nuestro antiguo lugar
y
encenderemos las luces
que
no se van a apagar.
sirenas
de dulce sal...
¿por
qué si viven conmigo
no
las miran los demás?
-No
preguntes, Sombraluna
que
de tanto preguntar
los
castillos de la playa
los
tira de golpe el mar.
Los
ojos de las estrellas
se
vuelven oscuridad
y
el canto de las sirenas
no
lo vuelves a escuchar.
En
la fuente Sombraluna
se
recarga a imaginar
mientras
el agua murmura
sus
historias sin final.
Sombraluna,
como siempre
se
deja en la fuente ir
a
los prados de la tarde
que
tienen flores de lis.
Un
castillo hay en un prado,
en
el castillo un jardín.
En
el jardín una fuente
y
en la fuente yo te vi.
-Es
de noche, Sombraluna...
Qué,
¿no te puedes dormir?
-Estoy
mirando la cuna
que
mece estrellas de anís.
-Y
mañana, Sombraluna
te
vas a desmañanar.
Se
te va a quedar la noche
dormida
en el delantal.
Desde
el fondo de la fuente
una
niña se asomó
para
escuchar las canciones
que
Sombraluna cantó.
La
niña se vistió de agua
y
brilló de oscuridad
con
sus cabellos de plata
y
sus pulseras de azahar.
Era
una niña encantada
muchos
cientos de años ha.
Sombraluna
la contempla
y
la llama Soledad.
La
niña sola se asombra
al
sentirse en libertad.
Por
los patios de la noche
quiere
la niña salir
a
jugar con Sombraluna...
que
no se puede dormir.
En
un castillo encantado
de
minaretes de sol...
La
niña sombra se alumbra
con
un fugaz resplandor.
No
quiere soles la niña
ni
tampoco claridad.
Quiere
la luna caída
para
hacerla manantial.
Quiere
una noche de menta,
esa
azul oscuridad,
que
se esconde en la mañana
para
verla despertar.
En
los arcos de la casa
la
luna sale a cantar.
Lleva
vestido de encaje
y
pendientes de coral.
Canta
que canta la luna.
Quiere
que quiere salir
para
cantarle a su niña
y
para mirarte a ti.
De
puntillas, Sombraluna
a
la reja se asomó.
Quería
oír las voces verdes
de
las macetas en flor.
Tan
sólo encontró silencio.
Solo
silencio encontró.
De
silencios Sombraluna
se
compuso una canción.
Una
canción de violetas,
de
sombralunas en flor.
De
niñasombra escondida
en
un secreto verdor.
-¿Para qué la piel de almendra?
-Escribo
mi vida ahí.
-¿Cómo cupieron las letras?
-Es
fácil. Sólo escribí.
Las
palabras más gastadas
las
lavé con alhelí
y
los nombres de las hadas
no
te los puedo decir.
Cuáles son, Sombra,
las cosas que no puedes repetir?
¿El
aroma de la rosa?
¿Los
nombres del mes de abril?
Niñasueño,
no te obliguen
si
no quieres, a decir
los
secretos que tú sabes...
y
que te saben a ti.
Sombraniña
caminaba
yerbaluna
era su andar.
En las
puntas de sus pasos
un
jazmín se echó a llorar.
-Niñasombra no te vayas
pero si quieres salir
de la noche que es mi casa
da al jazmín algo de ti.
-¿Qué
podría darte yo
que
tú no tuvieras ya?
De tus sueños el final.
El trébol de madrugada,
la naranja al despertar,
la violeta en el pañuelo,
un clavel para mi ojal.
De
la mano de la sombra
la
luna se quiso ir
para
vestirse de niña
y
entre la gente vivir.
Y
se puso Sombraluna
para
poder resistir
sin
que ninguno se entere
de
lo que quiere decir.