Hoy Lululee tuvo un día de perros... ¡y gatos!, pues con los chicos de primero de secundaria leyeron estos dos poemas de Aurelio González Ovies, publicados originalmente en Poemas desde el Faro, lo que provocó un diluvio de anécdotas de las mascotas de todos.
Este diluvio se transformó en un poema que cada quien escribió, dedicado a algún detalle o recuerdo de perros, gatos, hurones, iguanas, hamsters y hasta alguna mascota extrema, como tarántula. ¡Pronto estaremos leyendo esos poemas!
Rizos
A Rizos le cuesta
subir la escalera
arrastra y le duelen
las patas traseras
y cuando le falta
casi ya el aliento
se queda parado
mirando a su dueño.
-Anda, por favor,
cógeme en el cuello-
Y el dueño le coge
y acaricia a Rizos
que es una madeja
de pelo y cariño,
y menea la cola,
le lame la cara
que es como los perros
suelen dar las gracias.
A Rizos le cuesta
bajar a la vida,
prefiere quedarse
tumbado en la silla.
Prefiere acabar
el hueso del tiempo
junto a un peluche
que es como él de viejo.
No tengas pena
Una gatita mía
ya tiene pena
antes que bigotitos
y antes que orejas.
Gatita, si algo te duele
no le hagas caso,
para el dolor hay hierbas
que son payaso.
Gatita, eres muy joven
para estar triste,
la tristeza es más ancha
que una gripe.
Venga, gatita, anímate,
abre los ojos,
que hace día precioso
para ir de topos.
Venga, gatita mía,
que eres pequeña,
para estar enroscada
entre la pena.
Ay, mi gatita,
anímate, que todo pasa,
te prometo encontrar
dos musarañas.