UNOS TENNIS PARA EL CIEMPIÉS
Lourdes García Esperón
Hoy vino a mi casa un Ciempiés
calzando muchos zapatos
tennis, botas y botines,
sandalias y mocasines.
eran de muchos colores
había rojos y amarillos
verdes, grises y morados.
Algunos eran de broche,
unos de velcro o de ziper
y otros con un gran resorte.
Caminaba muy cansado
y así me dijo el ciempiés:
- Ya no quiero estos zapatos,
me incomodan y me aprietan
son muy duros al correr
ya no los quiero tener!
- y qué puedo yo hacer?-
le dije un poco confundido.
El ciempiés me contestó
con una franca sonrisa:
- Ponerme en todas mis patas
tennis blancos de agujetas
para así poder correr
y caminar grandes distancias
sin fatiga ni cansancio
ni dolor en mis patitas.
En una tienda de tennis
cambiamos sus cien zapatos
por tennis blancos y suaves
y con largas agujetas.
llamamos a cien arañas
para que con sus ocho patas
ayudaran al ciempiés
a amarrar sus cintas blancas.
Terminaron en un tris
y muy amable y cortés
el ciempiés agradeció
con esa su gran sonrisa.
Se fue el ciempiés muy contento
trotando, casi corriendo
y ahora es número uno
de maratón en el mundo.