Soy una gatita blanca
que al quererla acariciar
unas veces baila el gib
y otras baila el caquebal.
Un gatito madrileño
que es un pillo de una vez,
me propuso que al tejado
me saliera yo con él
y yo muy mimosa
le dije que sí
siempre que conmigo
se bailara un gib.
El pobre gatito se puso a bailar
y desde el alero dio un salto mortal
y yo desde arriba
le dije “lo ves”
por tener las uñas largas
y bailar el baile inglés.
Otro gato gordo y viejo,
sus caricias me ofreció
y sobre una chimenea
relaciones me pidió
y yo sus amores
le ofrecí premiar
y haciendo pasitos
marqué el caquebal.
El pobre gatito
el baile imitó
y al irse de espaldas
al patio cayó
y yo dije entonces
“lo ves animal,
por tener mucha barriga
y bailar el caquebal”
Una tarde en la buhardilla
un gato se presentó
y subido en una silla
su pasión me declaró
y aunque soy muy chica
le dije “fu-fu”
lo cual significa
¿a qué vienes tu?
Él muy decidido contestó
“miau miau”
Y eso es traducido
“No tenga cuidau”
Pero al poco rato
viéndome traidor,
no diré lo que hizo el gato
que me da mucho rubor.